sábado, 30 de abril de 2011
Sábato: Los valores son los que presiden las grandes decisiones
Doraldina Zeledón Úbeda
Publicado el 30 de abril 2010, por El Nuevo Diario
http://www.elnuevodiario.com.ni/opinion/73402
En artículo reciente expresé que lo más importante es defender el derecho al medioambiente, pues está por sobre los otros derechos. Ahora que leí La Resistencia de Ernesto Sábato (Argentina, 1911), pienso que lo primero a defender son los valores. Porque ¿cómo vamos a tener solidaridad con las generaciones futuras si no les dejamos ni agua? O, ¿cómo la educación va a crear valores si en la práctica crecen los antivalores?
Sábato es novelista, ensayista, pintor, Doctor en Física, candidato a Premio Nóbel de Literatura varias veces, incluyendo este año, y con premios en su país y en el mundo. Publicó en el 2000, en género epistolar en la edición digital de Clarín, La Resistencia. Primera carta: Lo pequeño y lo grande; Segunda carta: Los antiguos valores; Tercera carta: Entre el bien y el mal; Cuarta carta: Los valores de la comunidad; Quinta carta: La resistencia; Epílogo: La decisión y la muerte. A la vez que habla de la pérdida de valores, reconoce que todavía hay esperanzas e invita a resistir, lo que no es igual que resignarse, aclara. Comparto aquí algunas citas seleccionadas, tituladas y ordenadas a mi manera. Más que comentarlas, prefiero dejar sola la belleza de estas perlas cultivadas durante un siglo. Gracias al amigo que me sugirió el libro. ¡Y gracias al autor!
Antiguos valores. Las sociedades desarrolladas se han levantado sobre el desprecio a los valores trascendentes y comunitarios y sobre aquéllos que no tienen valor en dinero sino en belleza.
La vida de los hombres se centraba en valores espirituales hoy casi en desuso, como la dignidad, el desinterés, el estoicismo del ser humano frente a la adversidad. Estos grandes valores, como la honestidad, el honor, el gusto por las cosas bien hechas, el respeto por los demás, no eran algo excepcional, se los hallaba en la mayoría de las personas.
Vejez. Así nos es dado ver a muchos viejos que casi no hablan y todo el tiempo parecen mirar a lo lejos, cuando en realidad miran hacia dentro, hacia lo más profundo de su memoria. ¡Qué poco tiempo le dedicamos a los viejos! (…) El abandono que los hombres de nuestro tiempo hacen de las personas mayores, de los padres, de los abuelos, esas personas a quienes les debemos la vida. Nuestra “avanzada” sociedad deja de lado a quienes no producen. ¡Dios mío!, ¡dejados a su soledad y a sus cavilaciones!, ¡cuánto de respeto y de gratitud hemos perdido!
Ruido. En todos los cafés hay, o un televisor, o un aparato de música a todo volumen. Si todos se quejaran como yo, enérgicamente, las cosas empezarían a cambiar. Me pregunto si la gente se da cuenta del daño que le hace el ruido, o es que se los ha convencido de lo avanzado que es hablar a los gritos. En muchos departamentos se oye el televisor del vecino, ¿cómo nos respetamos tan poco?
Vergüenza. ¿Han notado que la gente ya no tiene vergüenza y, entonces, sucede que entremezclados con gente de bien uno puede encontrar, con amplia sonrisa, a cualquier sujeto acusado de las peores corrupciones, como si nada? En otro tiempo su familia se hubiera enclaustrado, pero ahora todo es lo mismo y algunos programas de televisión lo solicitan y lo tratan como a un señor.
Corrupción. No debemos ser asesores de la corrupción. No se puede llevar a la televisión a sujetos que han contribuido a la miseria de sus semejantes y tratarlos como señores delante de los niños. ¡Ésta es la gran obscenidad! ¿Cómo vamos a poder educar si en esta confusión ya no se sabe si la gente es conocida por héroe o por criminal? Dirán que exagero, pero ¿acaso no es un crimen que a millones de personas en la pobreza se les quite lo poco que les corresponde? ¿Cuántos escándalos hemos presenciado, y todo sigue igual, y nadie —con dinero— va preso?
Cuando fuimos niños aprendimos el comportamiento viendo a los hombres que simplemente cumplían con el deber —una expresión hoy en desuso— esperando recibir una recompensa digna por su trabajo, pero que nunca hubieran aceptado ningún soborno. Eran personas con dignidad: no se hubieran metido en el bolsillo lo que no les correspondiera, ni hubieran aceptado sobornos ni bajezas semejantes.
Miles de hombres se desviven trabajando, cuando pueden, acumulando amarguras y desilusiones, logrando apenas sostenerse un día más en la precaria situación mientras casi no hay individuo que tras su paso por el poder no haya cambiado, en apenas meses, un modesto departamentito por una lujosa mansión con entrada para fabulosos autos. ¿Cómo no les llega la vergüenza?
Libertad. Como hombres libres en un campo de reclusos nuestra misión es trabajar por ellos, de todas las formas a nuestro alcance. “La verdadera libertad no vendrá de la toma del poder por parte de algunos, sino del poder que todos tendrán algún día de oponerse a los abusos de la autoridad. La libertad personal llegará inculcando a las multitudes la convicción de que tienen la posibilidad de controlar el ejercicio de la autoridad y hacerse respetar”, afirmó Gandhi.
Tolerancia y diversidad. Debemos hacer surgir, hasta con vehemencia, un modo de convivir y de pensar, que respete hasta las más hondas diferencias.
Competencia. Es crucial que comprendamos que la primera huella que la escuela y la televisión imprimen en el alma del chico es la competencia, la victoria sobre sus compañeros, y el más enfático individualismo, ser el primero, el ganador. Genera una gran confusión enseñarles cristianismo y competencia, individualismo y bien común.
Niñez ante contradicciones. Quizá sean los chicos los que nos vayan a salvar. Porque, ¿cómo vamos a poder criarlos hablándoles de los grandes valores, de aquellos que justifican la vida, cuando delante de ellos comprueban que se hunden millares de hombres y mujeres, sin remedios ni techos donde protegerse? O ven cómo poblaciones enteras son arrasadas por inundaciones que pudieron evitarse.
Esperanza. Invitación a resistir. Hay una manera de contribuir a la protección de la humanidad, y es no resignarse. No mirar con indiferencia cómo desaparece de nuestra mirada la infinita riqueza que forma el universo que nos rodea, con sus colores, sonidos y perfumes.
Los hombres encuentran en las mismas crisis la fuerza para su superación.
El ser humano sabe hacer de los obstáculos, nuevos caminos porque a la vida le basta el espacio de una grieta para renacer. En esta tarea lo primordial es negarse a asfixiar cuanto de vida podamos alumbrar.
Los valores son los que nos orientan y presiden las grandes decisiones. Unidos en la entrega a los demás y en el deseo absoluto de un mundo más humano, resistamos. Esto bastará para esperar lo que la vida nos depare.
Publicado el 30 de abril 2010, por El Nuevo Diario
http://www.elnuevodiario.com.ni/opinion/73402
En artículo reciente expresé que lo más importante es defender el derecho al medioambiente, pues está por sobre los otros derechos. Ahora que leí La Resistencia de Ernesto Sábato (Argentina, 1911), pienso que lo primero a defender son los valores. Porque ¿cómo vamos a tener solidaridad con las generaciones futuras si no les dejamos ni agua? O, ¿cómo la educación va a crear valores si en la práctica crecen los antivalores?
Sábato es novelista, ensayista, pintor, Doctor en Física, candidato a Premio Nóbel de Literatura varias veces, incluyendo este año, y con premios en su país y en el mundo. Publicó en el 2000, en género epistolar en la edición digital de Clarín, La Resistencia. Primera carta: Lo pequeño y lo grande; Segunda carta: Los antiguos valores; Tercera carta: Entre el bien y el mal; Cuarta carta: Los valores de la comunidad; Quinta carta: La resistencia; Epílogo: La decisión y la muerte. A la vez que habla de la pérdida de valores, reconoce que todavía hay esperanzas e invita a resistir, lo que no es igual que resignarse, aclara. Comparto aquí algunas citas seleccionadas, tituladas y ordenadas a mi manera. Más que comentarlas, prefiero dejar sola la belleza de estas perlas cultivadas durante un siglo. Gracias al amigo que me sugirió el libro. ¡Y gracias al autor!
Antiguos valores. Las sociedades desarrolladas se han levantado sobre el desprecio a los valores trascendentes y comunitarios y sobre aquéllos que no tienen valor en dinero sino en belleza.
La vida de los hombres se centraba en valores espirituales hoy casi en desuso, como la dignidad, el desinterés, el estoicismo del ser humano frente a la adversidad. Estos grandes valores, como la honestidad, el honor, el gusto por las cosas bien hechas, el respeto por los demás, no eran algo excepcional, se los hallaba en la mayoría de las personas.
Vejez. Así nos es dado ver a muchos viejos que casi no hablan y todo el tiempo parecen mirar a lo lejos, cuando en realidad miran hacia dentro, hacia lo más profundo de su memoria. ¡Qué poco tiempo le dedicamos a los viejos! (…) El abandono que los hombres de nuestro tiempo hacen de las personas mayores, de los padres, de los abuelos, esas personas a quienes les debemos la vida. Nuestra “avanzada” sociedad deja de lado a quienes no producen. ¡Dios mío!, ¡dejados a su soledad y a sus cavilaciones!, ¡cuánto de respeto y de gratitud hemos perdido!
Ruido. En todos los cafés hay, o un televisor, o un aparato de música a todo volumen. Si todos se quejaran como yo, enérgicamente, las cosas empezarían a cambiar. Me pregunto si la gente se da cuenta del daño que le hace el ruido, o es que se los ha convencido de lo avanzado que es hablar a los gritos. En muchos departamentos se oye el televisor del vecino, ¿cómo nos respetamos tan poco?
Vergüenza. ¿Han notado que la gente ya no tiene vergüenza y, entonces, sucede que entremezclados con gente de bien uno puede encontrar, con amplia sonrisa, a cualquier sujeto acusado de las peores corrupciones, como si nada? En otro tiempo su familia se hubiera enclaustrado, pero ahora todo es lo mismo y algunos programas de televisión lo solicitan y lo tratan como a un señor.
Corrupción. No debemos ser asesores de la corrupción. No se puede llevar a la televisión a sujetos que han contribuido a la miseria de sus semejantes y tratarlos como señores delante de los niños. ¡Ésta es la gran obscenidad! ¿Cómo vamos a poder educar si en esta confusión ya no se sabe si la gente es conocida por héroe o por criminal? Dirán que exagero, pero ¿acaso no es un crimen que a millones de personas en la pobreza se les quite lo poco que les corresponde? ¿Cuántos escándalos hemos presenciado, y todo sigue igual, y nadie —con dinero— va preso?
Cuando fuimos niños aprendimos el comportamiento viendo a los hombres que simplemente cumplían con el deber —una expresión hoy en desuso— esperando recibir una recompensa digna por su trabajo, pero que nunca hubieran aceptado ningún soborno. Eran personas con dignidad: no se hubieran metido en el bolsillo lo que no les correspondiera, ni hubieran aceptado sobornos ni bajezas semejantes.
Miles de hombres se desviven trabajando, cuando pueden, acumulando amarguras y desilusiones, logrando apenas sostenerse un día más en la precaria situación mientras casi no hay individuo que tras su paso por el poder no haya cambiado, en apenas meses, un modesto departamentito por una lujosa mansión con entrada para fabulosos autos. ¿Cómo no les llega la vergüenza?
Libertad. Como hombres libres en un campo de reclusos nuestra misión es trabajar por ellos, de todas las formas a nuestro alcance. “La verdadera libertad no vendrá de la toma del poder por parte de algunos, sino del poder que todos tendrán algún día de oponerse a los abusos de la autoridad. La libertad personal llegará inculcando a las multitudes la convicción de que tienen la posibilidad de controlar el ejercicio de la autoridad y hacerse respetar”, afirmó Gandhi.
Tolerancia y diversidad. Debemos hacer surgir, hasta con vehemencia, un modo de convivir y de pensar, que respete hasta las más hondas diferencias.
Competencia. Es crucial que comprendamos que la primera huella que la escuela y la televisión imprimen en el alma del chico es la competencia, la victoria sobre sus compañeros, y el más enfático individualismo, ser el primero, el ganador. Genera una gran confusión enseñarles cristianismo y competencia, individualismo y bien común.
Niñez ante contradicciones. Quizá sean los chicos los que nos vayan a salvar. Porque, ¿cómo vamos a poder criarlos hablándoles de los grandes valores, de aquellos que justifican la vida, cuando delante de ellos comprueban que se hunden millares de hombres y mujeres, sin remedios ni techos donde protegerse? O ven cómo poblaciones enteras son arrasadas por inundaciones que pudieron evitarse.
Esperanza. Invitación a resistir. Hay una manera de contribuir a la protección de la humanidad, y es no resignarse. No mirar con indiferencia cómo desaparece de nuestra mirada la infinita riqueza que forma el universo que nos rodea, con sus colores, sonidos y perfumes.
Los hombres encuentran en las mismas crisis la fuerza para su superación.
El ser humano sabe hacer de los obstáculos, nuevos caminos porque a la vida le basta el espacio de una grieta para renacer. En esta tarea lo primordial es negarse a asfixiar cuanto de vida podamos alumbrar.
Los valores son los que nos orientan y presiden las grandes decisiones. Unidos en la entrega a los demás y en el deseo absoluto de un mundo más humano, resistamos. Esto bastará para esperar lo que la vida nos depare.
"Algo que a mí me afecta terriblemente es el ruido". Ernesto Sábato
Dejo aquí un texto sobre el ruido, tomado de "La Resistencia".
"Algo que a mí me afecta terriblemente es el ruido. Hay tardes en que caminamos cuadras y cuadras antes de encontrar un lugar donde tomar un café en paz. Y no es que finalmente encontremos un bar silencioso, sino que nos resignamos a pedir que, por favor, apaguen el televisor, cosa que hacen con toda buena voluntad tratándose de mí, pero me pregunto, ¿cómo hacen las personas que viven en esta cuidad de trece millones de habitantes para encontrar un lugar donde conversar con un amigo?
Esto que les digo nos pasa a todos, y muy especialmente a los verdaderos amantes de la música, ¿o es que se cree que prefieren escucharla mientras todos hablan de otros temas y a los gritos? En todos los cafés hay, o un televisor, o un aparato de música a todo volumen. Si todos se quejaran como yo, enérgicamente, las cosas empezarían a cambiar. Me pregunto si la gente se da cuenta del daño que le hace el ruido, o es que se los ha convencido de lo avanzado que es hablar a los gritos. En muchos departamentos se oye el televisor del vecino, ¿cómo nos respetamos tan poco? ¿Cómo hace el ser humano para soportar el aumento de decibeles en que vive? Las experiencias con animales han demostrado que el alto volumen les daña la memoria primero, luego los enloquece y finalmente los mata. Debo de ser como ellos porque hace tiempo que ando por la calle con tapones para los oídos."
"Algo que a mí me afecta terriblemente es el ruido. Hay tardes en que caminamos cuadras y cuadras antes de encontrar un lugar donde tomar un café en paz. Y no es que finalmente encontremos un bar silencioso, sino que nos resignamos a pedir que, por favor, apaguen el televisor, cosa que hacen con toda buena voluntad tratándose de mí, pero me pregunto, ¿cómo hacen las personas que viven en esta cuidad de trece millones de habitantes para encontrar un lugar donde conversar con un amigo?
Esto que les digo nos pasa a todos, y muy especialmente a los verdaderos amantes de la música, ¿o es que se cree que prefieren escucharla mientras todos hablan de otros temas y a los gritos? En todos los cafés hay, o un televisor, o un aparato de música a todo volumen. Si todos se quejaran como yo, enérgicamente, las cosas empezarían a cambiar. Me pregunto si la gente se da cuenta del daño que le hace el ruido, o es que se los ha convencido de lo avanzado que es hablar a los gritos. En muchos departamentos se oye el televisor del vecino, ¿cómo nos respetamos tan poco? ¿Cómo hace el ser humano para soportar el aumento de decibeles en que vive? Las experiencias con animales han demostrado que el alto volumen les daña la memoria primero, luego los enloquece y finalmente los mata. Debo de ser como ellos porque hace tiempo que ando por la calle con tapones para los oídos."
Algo que a mí me afecta terriblemente es el ruido, Ernesto Sábato
Tomado de La Resistencia.
Hay tardes en que caminamos cuadras y cuadras antes de encontrar un lugar donde tomar un café en paz. Y no es que finalmente encontremos un bar silencioso, sino que nos resignamos a pedir que, por favor, apaguen el televisor, cosa que hacen con toda buena voluntad tratándose de mí, pero me pregunto, ¿cómo hacen las personas que viven en esta cuidad de trece millones de habitantes para encontrar un lugar donde conversar con un amigo?
Esto que les digo nos pasa a todos, y muy especialmente a los verdaderos amantes de la música, ¿o es que se cree que prefieren escucharla mientras todos hablan de otros temas y a los gritos? En todos los cafés hay, o un televisor, o un aparato de música a todo volumen.
Si todos se quejaran como yo, enérgicamente, las cosas empezarían a cambiar. Me pregunto si la gente se da cuenta del daño que le hace el ruido, o es que se los ha convencido de lo avanzado que es hablar a los gritos.
En muchos departamentos se oye el televisor del vecino, ¿cómo nos respetamos tan poco? ¿Cómo hace el ser humano para soportar el aumento de decibeles en que vive? Las experiencias con animales han demostrado que el alto volumen les daña la memoria primero, luego los enloquece y finalmente los mata. Debo de ser como ellos porque hace tiempo que ando por la calle con tapones para los oídos.
Muere el escritor argentino Ernesto Sábato a los 99 años
Por elnuevodiario.com.ni | Internacionales
El escritor Ernesto Sábato, Premio Cervantes de Literatura y uno de los grandes autores argentinos del siglo XX, murió a los 99 años en su residencia de Santos Lugares, en la provincia de Buenos Aires, informó este sábado la familia.
"Se nos fue de noche, es un grande que se va. Hace 15 días tuvo una bronquitis y a la edad de él esto es terrible", señaló su compañera de 30 años y colaboradora personal, Elvira González Fraga, al confirmar el deceso ocurrido a la 01H00 del sábado (04H00 GMT).
"Venía sufriendo hace tres años. De alguna manera se acercaba a los 100 años pero era doloroso de ver", confesó la mujer a Radio Mitre, que lamentó la muerte del autor con quien dijo "nos hemos acompañado como treinta años".
Agregó que "hace mucho tiempo que Sábato estaba mal pero de alguna manera estaba estable, le gustaba mucho la música, le poníamos música para entretenerlo".
Sábato iba a ser homenajeado el domingo en la Feria del Libro por el Instituto Cultural de la provincia de Buenos Aires, a poco de cumplir cien años.
Premio Cervantes de Literatura en 1984, Sábato escribió obras fundamentales para las letras argentinas como "El Túnel", "Sobre héroes y tumbas" y "Abbadón, el exterminador".
"Hay una obra clave de Sábato que es 'Hombres y engranajes', que habla de manera magnífica sobre la relación entre el hombre y la tecnología, algo que está pasando en forma contemporánea", dijo el ministro de Cultura de la ciudad de Buenos Aires, Hernán Lombardi.
El último homenaje se lo tributaron el fallecido ex presidente Néstor Kirchner (2003-2007) y la hoy mandataria y entonces senadora Cristina Fernández de Kirchner, cuando financiaron la creación de un museo y Casa de la Cultura en su honor.
Nacido el 24 de junio de 1911 en la ciudad bonaerense de Rojas, Sábato fue el penúltimo de once hijos y sus biógrafos creen que parte de su atormentada personalidad deviene de haber sido bautizado como su hermano inmediatamente mayor, muerto poco tiempo antes.
En 1984, encabezó a un selecto conjunto de personalidades en la Comisión Nacional por la Desaparición de Personas (Conadep) que publicó el famoso 'Nunca más', con relatos y testimonios de las víctimas y sobrevivientes de la dictadura (1976/83).
"Hemos compartido horas de conversaciones, de lucha cuando integrábamos la Conadep", recordó Graciela Fernández Meijide, ex senadora y miembro de la Asamblea Permanente de Derechos Humanos (APDH).
"Me apena la muerte de Ernesto Sábato, nos quedan sus libros y el recuerdo de un hombre apasionado por su país", dijo por su parte el canciller Héctor Timerman, a través de la red social Twitter.
"Sábato representa más que literatura. Sin duda, fue el último escritor argentino de verdadera llegada popular como referente cultural. Un tipo de figura que me parece que ha desaparecido en el horizonte actual", dijo María Rosa Lojo, investigadora y escritora quien hizo su tesis de doctorado sobre este autor.
Sábato será velado este sábado en el club Defensores de Santos Lugares, el pueblo de la provincia de Buenos Aires donde vivió durante décadas.
El Nuevo Diario, 30 abril 2011.
El escritor Ernesto Sábato, Premio Cervantes de Literatura y uno de los grandes autores argentinos del siglo XX, murió a los 99 años en su residencia de Santos Lugares, en la provincia de Buenos Aires, informó este sábado la familia.
"Se nos fue de noche, es un grande que se va. Hace 15 días tuvo una bronquitis y a la edad de él esto es terrible", señaló su compañera de 30 años y colaboradora personal, Elvira González Fraga, al confirmar el deceso ocurrido a la 01H00 del sábado (04H00 GMT).
"Venía sufriendo hace tres años. De alguna manera se acercaba a los 100 años pero era doloroso de ver", confesó la mujer a Radio Mitre, que lamentó la muerte del autor con quien dijo "nos hemos acompañado como treinta años".
Agregó que "hace mucho tiempo que Sábato estaba mal pero de alguna manera estaba estable, le gustaba mucho la música, le poníamos música para entretenerlo".
Sábato iba a ser homenajeado el domingo en la Feria del Libro por el Instituto Cultural de la provincia de Buenos Aires, a poco de cumplir cien años.
Premio Cervantes de Literatura en 1984, Sábato escribió obras fundamentales para las letras argentinas como "El Túnel", "Sobre héroes y tumbas" y "Abbadón, el exterminador".
"Hay una obra clave de Sábato que es 'Hombres y engranajes', que habla de manera magnífica sobre la relación entre el hombre y la tecnología, algo que está pasando en forma contemporánea", dijo el ministro de Cultura de la ciudad de Buenos Aires, Hernán Lombardi.
El último homenaje se lo tributaron el fallecido ex presidente Néstor Kirchner (2003-2007) y la hoy mandataria y entonces senadora Cristina Fernández de Kirchner, cuando financiaron la creación de un museo y Casa de la Cultura en su honor.
Nacido el 24 de junio de 1911 en la ciudad bonaerense de Rojas, Sábato fue el penúltimo de once hijos y sus biógrafos creen que parte de su atormentada personalidad deviene de haber sido bautizado como su hermano inmediatamente mayor, muerto poco tiempo antes.
En 1984, encabezó a un selecto conjunto de personalidades en la Comisión Nacional por la Desaparición de Personas (Conadep) que publicó el famoso 'Nunca más', con relatos y testimonios de las víctimas y sobrevivientes de la dictadura (1976/83).
"Hemos compartido horas de conversaciones, de lucha cuando integrábamos la Conadep", recordó Graciela Fernández Meijide, ex senadora y miembro de la Asamblea Permanente de Derechos Humanos (APDH).
"Me apena la muerte de Ernesto Sábato, nos quedan sus libros y el recuerdo de un hombre apasionado por su país", dijo por su parte el canciller Héctor Timerman, a través de la red social Twitter.
"Sábato representa más que literatura. Sin duda, fue el último escritor argentino de verdadera llegada popular como referente cultural. Un tipo de figura que me parece que ha desaparecido en el horizonte actual", dijo María Rosa Lojo, investigadora y escritora quien hizo su tesis de doctorado sobre este autor.
Sábato será velado este sábado en el club Defensores de Santos Lugares, el pueblo de la provincia de Buenos Aires donde vivió durante décadas.
El Nuevo Diario, 30 abril 2011.
sábado, 23 de abril de 2011
16º Día Internacional de Conciencia sobre el ruido
Doraldina Zeledón Úbeda
Estamos en año de elecciones. Los políticos deberían agregar en sus programas la problemática ambiental, incluido el ruido; pero si por la víspera se saca el día, nos espera una avalancha de altos decibeles. Ahora menos que las alcaldías y delegaciones de gobierno se sumen al Día Internacional de Conciencia sobre el Ruido, que se celebra el último miércoles de abril.
El año del ruido electoral comenzó, increíblemente, con la visita de los altoparlantes a los enfermos de algunos hospitales (END, 26 enero) donde, según la OMS y nuestro Código Penal, el máximo nivel sonoro en las salas debe ser de 30 decibeles. Y no deberían estar en zonas con saturación acústica ni a la orilla de avenidas. Ni permitir publicidad ambulante o estacionaria en sus alrededores.
Le siguió la violencia acústica promoviendo la paz en parques y rotondas. Y el ruido movilizado por las calles. También se sumó la “Fórmula de la Esperanza”, cuando presentó a su candidato a vicepresidente “Entre bombas, cohetes, morteros y banderas rojas…)” (END, 14 marzo). Y han criticado a los universitarios y a otros partidos... Lo peor está por venir, hay que preparar protectores auditivos. ¿Cuántas multas impondrá la Alcaldía de Managua, de acuerdo con su ordenanza de medioambiente?
Aquí eso no tiene importancia, ni siquiera para el Ministerio de Salud, el de medioambiente o educación. Peor cuando se cambian las funciones; y, en vez de educación ambiental y para la salud, se hace propaganda para el partido. Y no es sólo el gobierno central; también desde las alcaldías, mande quien mande. Debería prohibirse a los funcionarios no estar activos en su asociación política mientras ocupan cargos públicos.
Sabemos que es lo contrario. Poco a poco podríamos ir sumando para revertir las cosas. Lo primero es la educación, por eso son necesarias las efemérides ambientales; para hacer conciencia. Y parece que los medios van a la cabeza. Sería interesante que los partidos ese día no usen altoparlantes. ¿Y que tal si se sumaran al minuto de silencio que algunas organizaciones hacen en otros países? Así podrían escuchar, aunque sea un minuto. Y cómo me gustaría que un día al año no hubiese noticias sobre políticos.
Pero no sólo es el ruido electoral. En el hogar, en cada vecindario, en el trabajo, también lo podemos prevenir y controlar. Informarnos sobre sus efectos y nuestros derechos. Conocer las leyes, divulgarlas, cumplirlas y exigir su cumplimiento. Aquí van otras sugerencias, más las que usted agregue.
En el hogar y el vecindario:
• Cuando pasen las “baratas” con promesas (o las promesas baratas), cierre la puerta o use protectores auditivos, porque pasan una y otra vez, hasta saturar el ambiente y la paciencia.
• Controle el ruido en la propia vivienda: electrodomésticos, gritos, portazos. Evite ruidos en horas de sueño, descanso, estudio. Respetar el espacio de cada quien. También baje el volumen para que el vecino escuche la música de su preferencia.
• Cuando vaya a comprar o alquilar casa, revise el asilamiento acústico y el vecindario. Prevenir le puede ahorrar disgustos, dinero, estrés y enfermedades.
• Procure el aislamiento acústico de su vivienda, al menos cerrar huecos y hendijas para que no se propague el sonido. Es importante cerrar el espacio entre techo y pared, sobre todo si las viviendas están pegadas, de paso se asegura la privacidad. El cielorraso, además de atenuar el calor, mitiga el ruido. Hay técnicas y materiales para aislamiento acústico, bien conocidas por ingenieros y arquitectos.
•Cuando el vecino haga ruido, pídale que baje el volumen, si no lo hace, regálele una copia del artículo 534 del Código Penal. Y de la ordenanza municipal. Si continúa, denúncielo. Recuerde que cada vía (administrativa, penal, laboral, etc.) tiene su propio marco jurídico. El 534 es para lo penal. Y olvídese del artículo 9 de la Ley de Delitos Ambientales, que hace ratos está derogada. Solicite copia de ordenanzas, reglamentos, permisos (hay que pagar los costos). Haga la denuncia por escrito y déjese copia. Solicite, también por escrito, los informes de medición y resoluciones. Busque ayuda profesional, como cuando necesita un contrato o atenderse un dolor de muela. Recuerde que el ruido enferma.
• Haga gestiones a pie o en bicicleta. A veces vamos en vehículo a unas cuantas cuadras. Esto requiere mejorar la seguridad ciudadana, calles y señalización.
•No suene la bocina de su vehículo sin necesidad.
En el trabajo:
• Conocer las leyes de seguridad ocupacional y organizarse.
• Usar equipos de protección personal.
• Instalar señales preventivas.
• Tratamiento acústico a los aires acondicionados, máquinas, generadores de energía (los hospitales, por ejemplo), con soportes antivibratorios y aislamiento.
• Con Internet y las nuevas tecnologías, se puede incorporar el trabajo a distancia.
Además de no usar el vehículo, se ahorra tiempo. Hay tareas para las que no es necesario estar en la empresa. Pero asegure la relación y prestaciones laborales.
Para políticas públicas:
• Calles peatonales en centros recreativos y en las calles de comercio.
• Mejorar el transporte público para que sea más utilizado y disminuir así el uso de vehículos privados o transporte selectivo. Mantenimiento de motor, carrocería y silenciador. Hay buses que hacen tanto ruido, que el estruendo se escucha desde lejos.
• Prohibir música estridente y radios en buses y taxis; que, además, es propicia para distraer a conductores y usuarios, lo que puede traer accidentes y asaltos.
• Apagar motor de vehículos cuando se estacionen.
• Controlar uso de alarmas y bocinas.
• No importar equipos ni vehículos usados ruidosos.
• Agregar el aislamiento acústico de viviendas en el Código de Construcción.
La Policía de Tránsito, el Ministerio de Transporte, alcaldías y cooperativas, tienen mucho por hacer.
Más en sitios Web: “Ruido, un problema en Nicaragua".
http://nica42.tripod.com/evfuturo
Estamos en año de elecciones. Los políticos deberían agregar en sus programas la problemática ambiental, incluido el ruido; pero si por la víspera se saca el día, nos espera una avalancha de altos decibeles. Ahora menos que las alcaldías y delegaciones de gobierno se sumen al Día Internacional de Conciencia sobre el Ruido, que se celebra el último miércoles de abril.
El año del ruido electoral comenzó, increíblemente, con la visita de los altoparlantes a los enfermos de algunos hospitales (END, 26 enero) donde, según la OMS y nuestro Código Penal, el máximo nivel sonoro en las salas debe ser de 30 decibeles. Y no deberían estar en zonas con saturación acústica ni a la orilla de avenidas. Ni permitir publicidad ambulante o estacionaria en sus alrededores.
Le siguió la violencia acústica promoviendo la paz en parques y rotondas. Y el ruido movilizado por las calles. También se sumó la “Fórmula de la Esperanza”, cuando presentó a su candidato a vicepresidente “Entre bombas, cohetes, morteros y banderas rojas…)” (END, 14 marzo). Y han criticado a los universitarios y a otros partidos... Lo peor está por venir, hay que preparar protectores auditivos. ¿Cuántas multas impondrá la Alcaldía de Managua, de acuerdo con su ordenanza de medioambiente?
Aquí eso no tiene importancia, ni siquiera para el Ministerio de Salud, el de medioambiente o educación. Peor cuando se cambian las funciones; y, en vez de educación ambiental y para la salud, se hace propaganda para el partido. Y no es sólo el gobierno central; también desde las alcaldías, mande quien mande. Debería prohibirse a los funcionarios no estar activos en su asociación política mientras ocupan cargos públicos.
Sabemos que es lo contrario. Poco a poco podríamos ir sumando para revertir las cosas. Lo primero es la educación, por eso son necesarias las efemérides ambientales; para hacer conciencia. Y parece que los medios van a la cabeza. Sería interesante que los partidos ese día no usen altoparlantes. ¿Y que tal si se sumaran al minuto de silencio que algunas organizaciones hacen en otros países? Así podrían escuchar, aunque sea un minuto. Y cómo me gustaría que un día al año no hubiese noticias sobre políticos.
Pero no sólo es el ruido electoral. En el hogar, en cada vecindario, en el trabajo, también lo podemos prevenir y controlar. Informarnos sobre sus efectos y nuestros derechos. Conocer las leyes, divulgarlas, cumplirlas y exigir su cumplimiento. Aquí van otras sugerencias, más las que usted agregue.
En el hogar y el vecindario:
• Cuando pasen las “baratas” con promesas (o las promesas baratas), cierre la puerta o use protectores auditivos, porque pasan una y otra vez, hasta saturar el ambiente y la paciencia.
• Controle el ruido en la propia vivienda: electrodomésticos, gritos, portazos. Evite ruidos en horas de sueño, descanso, estudio. Respetar el espacio de cada quien. También baje el volumen para que el vecino escuche la música de su preferencia.
• Cuando vaya a comprar o alquilar casa, revise el asilamiento acústico y el vecindario. Prevenir le puede ahorrar disgustos, dinero, estrés y enfermedades.
• Procure el aislamiento acústico de su vivienda, al menos cerrar huecos y hendijas para que no se propague el sonido. Es importante cerrar el espacio entre techo y pared, sobre todo si las viviendas están pegadas, de paso se asegura la privacidad. El cielorraso, además de atenuar el calor, mitiga el ruido. Hay técnicas y materiales para aislamiento acústico, bien conocidas por ingenieros y arquitectos.
•Cuando el vecino haga ruido, pídale que baje el volumen, si no lo hace, regálele una copia del artículo 534 del Código Penal. Y de la ordenanza municipal. Si continúa, denúncielo. Recuerde que cada vía (administrativa, penal, laboral, etc.) tiene su propio marco jurídico. El 534 es para lo penal. Y olvídese del artículo 9 de la Ley de Delitos Ambientales, que hace ratos está derogada. Solicite copia de ordenanzas, reglamentos, permisos (hay que pagar los costos). Haga la denuncia por escrito y déjese copia. Solicite, también por escrito, los informes de medición y resoluciones. Busque ayuda profesional, como cuando necesita un contrato o atenderse un dolor de muela. Recuerde que el ruido enferma.
• Haga gestiones a pie o en bicicleta. A veces vamos en vehículo a unas cuantas cuadras. Esto requiere mejorar la seguridad ciudadana, calles y señalización.
•No suene la bocina de su vehículo sin necesidad.
En el trabajo:
• Conocer las leyes de seguridad ocupacional y organizarse.
• Usar equipos de protección personal.
• Instalar señales preventivas.
• Tratamiento acústico a los aires acondicionados, máquinas, generadores de energía (los hospitales, por ejemplo), con soportes antivibratorios y aislamiento.
• Con Internet y las nuevas tecnologías, se puede incorporar el trabajo a distancia.
Además de no usar el vehículo, se ahorra tiempo. Hay tareas para las que no es necesario estar en la empresa. Pero asegure la relación y prestaciones laborales.
Para políticas públicas:
• Calles peatonales en centros recreativos y en las calles de comercio.
• Mejorar el transporte público para que sea más utilizado y disminuir así el uso de vehículos privados o transporte selectivo. Mantenimiento de motor, carrocería y silenciador. Hay buses que hacen tanto ruido, que el estruendo se escucha desde lejos.
• Prohibir música estridente y radios en buses y taxis; que, además, es propicia para distraer a conductores y usuarios, lo que puede traer accidentes y asaltos.
• Apagar motor de vehículos cuando se estacionen.
• Controlar uso de alarmas y bocinas.
• No importar equipos ni vehículos usados ruidosos.
• Agregar el aislamiento acústico de viviendas en el Código de Construcción.
La Policía de Tránsito, el Ministerio de Transporte, alcaldías y cooperativas, tienen mucho por hacer.
Más en sitios Web: “Ruido, un problema en Nicaragua".
http://nica42.tripod.com/evfuturo
miércoles, 20 de abril de 2011
Por los Caminos del silencio del padre Pallais
Doraldina Zeledón Úbeda
Generalmente cargo un libro para espantar mis males y malos pensamientos. Y para aprovechar el tiempo cuando viajo o cuando paso horas y días esperando resoluciones mediante trámites rápidos. Ahora le tocó el turno a Caminos, del padre y poeta Azarías H. Pallais (León, 1884-1954). Lo comencé en una oficina. Para terminarlo me lo llevé de viaje a Estelí, por si acaso en el bus se podía leer. Lo disfruté un rato, a pesar de la música con muy mal sonido.
Luego vino la película de boxeo, karate y ruido que el chofer eligió para confort de sus clientes; que, en su mayoría, iban conversando, hablando por teléfono, queriendo dormir o escuchando su propia música desde un reproductor personal.
Ya no pude leer más. Como me dejó motivada, tras regresar a Managua, lo empecé de nuevo. Me atrapó con sus colores, sonidos, armonías, metáforas, y sentí un ritmo y un encanto que me apresuró mi ritmo de lectura.
Me refrescó el espíritu con los caminos lavados por la lluvia y, en la última parte, “Yo soy el camino”, me recordó que estaba en Semana Santa, cuando el ruido se va de la ciudad, que ojalá se convirtiera en “Una ciudad lavada, sin polvo, nuevecita, / donde reza el aseo su plegaria bendita.”
Azarías H. Pallais me había interesado por el poema “Entierro de pobre”, o al menos fue lo que me motivó a saber más sobre él. Pensaba que su poesía estaba relacionada con la caridad, los pobres y con asuntos religiosos. A medida que leía me di cuenta de que es eso y más: cuando avanzaba por sus Caminos, sucedió lo que tenía que suceder: en ellos, y así como los describe, o más bien los pinta y musicaliza, es lógico encontrarse con animales y plantas, y con la tranquilidad del campo. Ahora mi interés se multiplicó. Y “envueltos en profundo silencio, los caminos / nos inician en todos los secretos divinos.”
En casi todos los poemas está el silencio, inclusive uno lleva por título “Nuestro hermano el silencio”. El libro está compuesto de varias partes: los caminos después de la lluvia, los de las mañanitas inocentes, los soleados del mediodía, los del crepúsculo, lo no tan inocentes caminos de la noche; por último, “Yo soy el camino”. “Y todos los caminos ofrecen lo mejor, /cada cual a su modo su predilecta flor:”
Sus temas se van entremezclando y reiterando. Son como enredaderas tejiendo los senderos con una serie de bellas imágenes; “¡Silencio de los cielos, por la estrella dormida, / se empapan de silencio las rosas de mi vida!”. Y en ellos se juntan las diferentes sensaciones: hay “luces auditivas y músicas visuales”, color en los sonidos, sonido en los colores: “¡Rumor de la hoja verde, silencioso rumor, / no hay cosa en este mundo que tenga mejor voz!” Y todas las manifestaciones de la naturaleza hablan, callan, sienten: las estrellas tienen “voz callada” y “La tierra es un silencio de rama florecida”. Las aves cantan en silencio: “De todas esas voces, yo prefiero el sonido / del ave que en sus notas prefiere no hacer ruido."
Si existe un San Francisco de Asís que habla con la naturaleza, los nicaragüenses tenemos a un padre Pallais que le canta en silencio. No con altoparlantes, como en las ferias de medioambiente y de turismo ecológico. Nos dice: “El blasfemo de enfrente, burgués, cuerdo, sensato, /de Letras y de Ciencias, habla con aparato / Solemne, tan solemne, que pienso, con tristeza, / lástima que no sea verdad tanta belleza”.
Y no sólo nos habla de los caminos lavados por la lluvia, también de los caminos ensuciados por la sociedad: “Pasen los charlatanes con sus gritos ruidosos, / Yo riego mi Evangelio sobre los silenciosos.” “Y viendo los detalles del paisaje inocente, /me olvido de las burlas amargas de la gente”. O, “Que se hunda el mentiroso, que muera el opresor, / Que venga a nos tu Reino de Justicia y Amor.” Y como en todos los tiempos las leyes son para violarlas, nos dice que “En el poder, los hombres se burlan de las leyes”.
Con esta obra, estrella silenciosa, si se quiere comprender, hay para rato, sus menciones a lugares, culturas, escritores, pintores, etc. necesitan una lectura profunda, investigativa. Aún así, leído con la rapidez de las “mariposas explosivas”, me dejó un dulce sabor. Pienso que el padre Pallais debería ser más conocido, más estudiado, más difundido. Seguramente los leoneses lo leen con orgullo.
¡Y, “Ahora, que la estrella me da su luz callada, / del ruido de este mundo no quiero saber nada.”!
18 abril 2011.
http://www.elnuevodiario.com.ni/opinion/103426_por-los-caminos-del-silencio-del-padre-pallais
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