jueves, 10 de junio de 2010
Calle del comercio: calle del ruido
Doraldina Zeledón Úbeda
END - 20:05 - 09/06/2010
El día del medioambiente estuve en Jinotepe, compartiendo sobre la problemática del ruido con periodistas y funcionarios municipales. Estábamos en un local ubicado en la calle del comercio. Había que gritar, especialmente por los pitazos de los vehículos y un silbato que no sé cuál era su objetivo de sonar y sonar, como si le pagaban más entre más pitaba. Ya me sentía descompensada, como dicen los médicos. Entendí mejor el interés de los periodistas. Y dimos el primer pasito, que con el poder de la comunicación, se multiplicará.
Al final de la actividad, cuando caminábamos por el sector, nos dice Trinidad, periodista promotor del encuentro, ahora vamos al mercado. ¿Acaso esto no es el mercado?, le pregunté. No, ésta es la calle del comercio, antes era un bonito bulevar. Pero mirá, aquí no se puede caminar. Hay un nuevo mercado para reubicarlos, pero no se quieren ir, me respondió. Habría que ver por qué. Y negociar. Lo cual implica ceder ambas partes y buscar soluciones. El objetivo debe ser la tranquilidad de habitantes del sector, transeúntes y compradores. Y dar mejores condiciones a los vendedores, que están a la intemperie y en medio del ruido. Y tienen derecho al trabajo y a un ambiente saludable. Entonces, si les ofrecen un lugar mejor, ¿por qué no aceptarlo? Habría que analizar los argumentos.
En casi todas las ciudades tenemos esta situación. En algunas, los negocios son más ordenados y todavía no se han tomado las calles. De Chinandega me dijeron que el comercio es como un cáncer que se va comiendo la ciudad, que ya no hay lugar para vivir tranquilos, porque además de las ventas, los camiones que se estacionan no apagan el motor, más el ruido que hacen al descargar productos. Igual sucede en la calle del comercio de la turística Granada. Inclusive en la antes tranquila Jinotega, el ruido se ha extendido. En Managua, por todos lados hay ventas en las aceras. En Estelí, la calle del comercio también está ruidosa, sobre todo por la cantidad de vehículos, pero ahí no se han tirado a la calle. Todo esto tiene su razón, el desempleo lleva a buscar una forma para conseguir el sustento. Y la gente no se queja cuando en la acera de su casa se instalan ventas, inclusive con parlantes. Comenzó una canasta con aguacates y mangos o una venta de discos compactos, y después siguen creciendo. Hay que agregar las terminales de transporte, donde, en algunos casos, las calles aledañas se convierten en mercados. Cabe destacar el orden en las terminales de Estelí. Solamente desentonan los taxis que pitan y pitan como si la gente no los viera.
Tenemos derecho a una vivienda digna, ¿pero quién garantiza su cumplimiento? Porque no es sólo tener una casa sino que esté en un ambiente saludable, lo cual incluye que no esté invadida por el ruido. A la gente que vive en las calles de comercio, ¿quién las protege? Las municipalidades deberían construir más mercados o ampliarlos. Y con ordenamiento territorial, la gente no se instalaría en cualquier parte.
Las cámaras de comercio y las instituciones que tienen que ver con el medioambiente y la salud podrían promover un concurso de tiendas o calles organizadas, estéticas, saludables, esto podría motivar. O estas calles convertirlas en peatonales. Y sería bueno que las otras ciudades que no tienen este problema, comiencen a prevenir. Las normas de construcción deberían incluir el aislamiento acústico de las viviendas. En la medida de lo posible, porque en un país tropical y pobre, no podemos asilarlas bien debido al calor y a la falta de recursos, tanto para materiales aislantes, como para sistemas de aire acondicionado, y en algunos casos ni si siquiera ventiladores. Pero al menos no se debería construir las viviendas a la orilla de la acera, y menos los dormitorios.
Es urgente el ordenamiento territorial y una ordenanza sobre ruido o por lo menos un artículo en las ordenanzas ambientales. Y si no se ha incluido, a la hora de aplicarla entender que cuando se habla de contaminación, ahí va incluida la contaminación acústica. También es necesario que la población denuncie. A veces hay camiones estacionados frente a las viviendas, con el motor encendido, o vehículos con publicidad móvil que se parquean con el anuncio sonando. La gente se queja, se enoja, se enferma; pero no denuncia. Algunos dicen que es perder el tiempo, que es pura mentira, que las leyes para nada sirven. Entonces, las autoridades tienen doble tarea: controlar el ruido y recuperar la confianza de la gente.
END - 20:05 - 09/06/2010
El día del medioambiente estuve en Jinotepe, compartiendo sobre la problemática del ruido con periodistas y funcionarios municipales. Estábamos en un local ubicado en la calle del comercio. Había que gritar, especialmente por los pitazos de los vehículos y un silbato que no sé cuál era su objetivo de sonar y sonar, como si le pagaban más entre más pitaba. Ya me sentía descompensada, como dicen los médicos. Entendí mejor el interés de los periodistas. Y dimos el primer pasito, que con el poder de la comunicación, se multiplicará.
Al final de la actividad, cuando caminábamos por el sector, nos dice Trinidad, periodista promotor del encuentro, ahora vamos al mercado. ¿Acaso esto no es el mercado?, le pregunté. No, ésta es la calle del comercio, antes era un bonito bulevar. Pero mirá, aquí no se puede caminar. Hay un nuevo mercado para reubicarlos, pero no se quieren ir, me respondió. Habría que ver por qué. Y negociar. Lo cual implica ceder ambas partes y buscar soluciones. El objetivo debe ser la tranquilidad de habitantes del sector, transeúntes y compradores. Y dar mejores condiciones a los vendedores, que están a la intemperie y en medio del ruido. Y tienen derecho al trabajo y a un ambiente saludable. Entonces, si les ofrecen un lugar mejor, ¿por qué no aceptarlo? Habría que analizar los argumentos.
En casi todas las ciudades tenemos esta situación. En algunas, los negocios son más ordenados y todavía no se han tomado las calles. De Chinandega me dijeron que el comercio es como un cáncer que se va comiendo la ciudad, que ya no hay lugar para vivir tranquilos, porque además de las ventas, los camiones que se estacionan no apagan el motor, más el ruido que hacen al descargar productos. Igual sucede en la calle del comercio de la turística Granada. Inclusive en la antes tranquila Jinotega, el ruido se ha extendido. En Managua, por todos lados hay ventas en las aceras. En Estelí, la calle del comercio también está ruidosa, sobre todo por la cantidad de vehículos, pero ahí no se han tirado a la calle. Todo esto tiene su razón, el desempleo lleva a buscar una forma para conseguir el sustento. Y la gente no se queja cuando en la acera de su casa se instalan ventas, inclusive con parlantes. Comenzó una canasta con aguacates y mangos o una venta de discos compactos, y después siguen creciendo. Hay que agregar las terminales de transporte, donde, en algunos casos, las calles aledañas se convierten en mercados. Cabe destacar el orden en las terminales de Estelí. Solamente desentonan los taxis que pitan y pitan como si la gente no los viera.
Tenemos derecho a una vivienda digna, ¿pero quién garantiza su cumplimiento? Porque no es sólo tener una casa sino que esté en un ambiente saludable, lo cual incluye que no esté invadida por el ruido. A la gente que vive en las calles de comercio, ¿quién las protege? Las municipalidades deberían construir más mercados o ampliarlos. Y con ordenamiento territorial, la gente no se instalaría en cualquier parte.
Las cámaras de comercio y las instituciones que tienen que ver con el medioambiente y la salud podrían promover un concurso de tiendas o calles organizadas, estéticas, saludables, esto podría motivar. O estas calles convertirlas en peatonales. Y sería bueno que las otras ciudades que no tienen este problema, comiencen a prevenir. Las normas de construcción deberían incluir el aislamiento acústico de las viviendas. En la medida de lo posible, porque en un país tropical y pobre, no podemos asilarlas bien debido al calor y a la falta de recursos, tanto para materiales aislantes, como para sistemas de aire acondicionado, y en algunos casos ni si siquiera ventiladores. Pero al menos no se debería construir las viviendas a la orilla de la acera, y menos los dormitorios.
Es urgente el ordenamiento territorial y una ordenanza sobre ruido o por lo menos un artículo en las ordenanzas ambientales. Y si no se ha incluido, a la hora de aplicarla entender que cuando se habla de contaminación, ahí va incluida la contaminación acústica. También es necesario que la población denuncie. A veces hay camiones estacionados frente a las viviendas, con el motor encendido, o vehículos con publicidad móvil que se parquean con el anuncio sonando. La gente se queja, se enoja, se enferma; pero no denuncia. Algunos dicen que es perder el tiempo, que es pura mentira, que las leyes para nada sirven. Entonces, las autoridades tienen doble tarea: controlar el ruido y recuperar la confianza de la gente.