Día Internacional de Conciencia sobre el Ruido último miércoles de abril

Paz

Alfonsina Storni
Vamos hacia los árboles... el sueño
Se hará en nosotros por virtud celeste.
Vamos hacia los árboles; la noche
Nos será blanda, la tristeza leve. Paz

Vamos hacia los árboles, el alma
Adormecida de perfume agreste.
Pero calla, no hables, sé piadoso;
No despiertes los pájaros que duermen.

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Anidando en el porche

viernes, 9 de septiembre de 2011

El ruido hace daño “sin hacer bulla”

•Un grito o una bocina puede mandarlo al hospital sin que encuentren al “culpable”

Por Wilder Pérez R.

http://www.laprensa.com.ni/2011/09/09/ambito/72739

En mayo de 2003 un hombre no escuchó la sirena de los bomberos y provocó un triple choque en Ciudad Jardín. En abril del año pasado once personas resultaron heridas porque alguien no escuchó la sirena de una patrulla de policía.

Estas son algunas de las consecuencias de vivir en un ambiente contaminado por algo que no se ve, no se toca, no se siente... y a veces ni siquiera se escucha: el ruido.

“Está en cualquier lugar, en cada ciudad la gente piensa que vive en el lugar más ruidoso del mundo”, comenta Doraldina Zeledón Úbeda, quien ha dedicado parte de su vida al estudio del ruido en Nicaragua.

La experiencia de vivir en Managua no le quita la razón. Esta también podría ser clasificada como la ciudad más ruidosa del mundo, aunque ciertamente las hay peores.

En esta capital no se necesita despertador. El ruido de los 400 mil vehículos que circulan por toda Managua desde antes del amanecer basta para saber que hay que levantarse.
No se necesita más que escuchar los pitos desesperados en los semáforos para darse cuenta que ya van a ser las 8:00 a.m., hora de entrar a trabajar.

Si lo que uno quiere saber es a qué hora abre el comercio, basta darse una vuelta por las tiendas de electrodomésticos, mercados y los supermercados, y seguro una música bachata o reggaetón le dará la bienvenida con parlantes que intimidan a cualquier visitante.

Pero si uno quiere paz, no se le ocurra ir a un hospital. Un día Zeledón midió la intensidad del sonido en el Vélez Paiz y dio 73 decibeles, cuando el promedio ideal a lo largo del día debería estar por debajo de 50 decibeles.

Para el doctor Vicente Maltez Montiel, especialista y profesor de medicina interna, el ruido puede empeorar algunos problemas de la salud, como la migraña que está relacionada con otros males, como es la sensibilidad extrema a la luz.

A veces ni siquiera estar en la casa mejora la situación, ya que algún vecino estará con su equipo de sonido a todo volumen.

Y ya ni siquiera Dios es la solución, porque el sonido en algunas iglesias es más parecido a un concierto de rock satánico que al jardín de Edén.

Maltez señala que el ruido afecta el proceso de aprendizaje, la posibilidad de conseguir un empleo (cuando se sufren problemas auditivos), la capacidad de comunicarse con otras personas, y esto tiene un impacto en la economía del país, porque hace que personas discapacitadas cobren su pensión antes del tiempo.

Tanto Zeledón como Maltez coinciden en que el ruido es una “agresión” que está relacionada con las leyes, especialmente en Nicaragua, donde el derecho a no ser perturbado de esa manera está regido por la Constitución, la legislatura nacional y algunas normativas municipales. Todo basado en el derecho ajeno y las normas de la Organización Mundial de la Salud.

Pero no hay que alarmarse. Zeledón recuerda que las normas de sonido en general están pensadas para no exponerse por 24 horas seguidas. Así que basta con no exponerse de forma permanente.

• ¿Por qué el problema del ruido es silencioso?
Como casi todos los problemas causados por la contaminación ambiental, el ruido es un “delincuente escurridizo”.

“Está enmarañado, oculto, no tenemos conciencia sobre el ruido, nosotros los médicos no lo tomamos en cuenta en el interrogatorio”, reconoce el doctor Vicente Maltez.

Por su parte la estudiosa del ruido, Doraldina Zeledón, indica que Nicaragua ya tiene un avance, pero que faltan recursos, tecnología y especialistas para que se apliquen las leyes que existen, eso sin hablar de la falta de cultura de protegerse de estos molestos sonidos.