¿Noche de paz para las mascotas?
Doraldina Zeledón Úbeda
A
perros y gatos también les perjudica el ruido. Tienen el sentido de la audición
más sensible que los humanos, por eso los ruidos soportables para nosotros, a
ellos les afectan más. Ya no digamos las explosiones. Fíjese en su expresión:
se asustan, sienten miedo, tiemblan, se corren, se esconden o se van. Y si los
chinea, sentirá como que el corazón se les va salir. Me daba lástima un perro
que cuando escuchaba el ruido se metía debajo de la cama y de ahí nadie lo
sacaba. Y a veces nos enojamos y los castigamos, pero no comprendemos que somos
los responsables de su comportamiento. ¿Si los queremos, por qué los hacemos
sufrir?
He
visto como algunos niños disfrutan cuando los perros ladran y se corren con el
ruido de la pólvora. Entonces les tiran triquitraques para divertirse. No sé si
esto lo hacen con sus mascotas. Ellos no saben. Es necesario explicarles que el
ruido también perjudica la salud de los animales. Si les enseñamos esto desde
pequeños, la cultura del ruido cederá.
Cierta
vez una persona me dijo: “Me acordaba de vos para fin de año. Y pensaba, pobrecita
con su tema, quién va parar la pólvora”. Ya sé que los cambios culturales son lentos y
que quizás no veré la luz del silencio, en general; aunque en lo particular
vivo en un vecindario tranquilo. Y también sé que cuando hay desconocimiento y
desconsideración, el cambio es más lento, y las burlas más fáciles. Sobre todo
porque nos creemos dueños del universo, con potestad para dominar y hacer uso
de los demás seres, para nuestra satisfacción.
Pobrecitos
los animales, pues los hacemos sufrir también con el ruido. Porque el humano se
hace daño por su propia decisión, cuando disfruta de la pólvora, y hace daño al
gatito que adora. Las mascotas no son peluches, son seres que sienten, sufren,
se alegran, se entristecen. Lloran. Y se enferman. ¿Acaso existen para disfrute
nuestro?
Y el
ruido también afecta a otros animales, como las aves. ¿Ha visto que para esta
fecha ya se corrieron? Y a la mejor más de alguna calló muerta porque perdió el
equilibrio, porque iba aturdida y chocó con algo. Y como su comunicación
depende en gran manera de sus cantos, si no se escuchan, pueden perderse,
desorientarse. Y me pregunto si las abejas están desapareciendo solo por los
agrotóxicos, o también por el ruido.
En
síntesis, algunos de los efectos y actitudes de gatos y perros ante el ruido son:
desorientación, estrés, miedo, temblores, taquicardia, náuseas, pérdida del
apetito, insuficiencia respiratoria, cansancio, dilatación de las pupilas. Ansiedad,
nerviosismo. Esconderse, correr, huir. Hasta podemos perderlos o pueden ser
atropellados.
¿Qué
hacer?: no llevarlos a donde se explote pólvora. Asegurarles un lugar donde
puedan estar tranquilos. Dejarles alimentación cerca para que no se salgan o no
aguanten hambre. O darles de comer antes de que empiece la actividad. Dejarles cerca
un recipiente o material para sus necesidades fisiológicas. No castigarlos ni
regañarlos. Distraerlos con juguetes, televisión, música. No darle sedantes,
sin consultar al veterinario. Así, quizás podamos procurarles, si no una noche
de paz, al menos un poco de tranquilidad.
La
autora es profesora y comunicado jubilada. Y Lic.en Dercho.