Día Internacional de Conciencia sobre el Ruido
Último miércoles de abril
Doraldina Zeledón Úbeda
Etimológicamente, ruido viene del latín «rugītus» que quiere decir
rugido o estruendo. Desde el punto de vista de la percepción, ruido es el
sonido no deseado, molesto; lo que para unos es ruido, para otros puede no
serlo. No todo sonido es ruido.
Pero moleste o no, es ruido el sonido que sobrepasa los niveles establecidos
para no afectar la salud, los derechos humanos y el ambiente.
Moleste o no, puede afectar, según el nivel sonoro y el tiempo de exposición.
Por ejemplo, escuchar música con altos decibeles o el uso prolongado de
audífonos:
"Aproximadamente el 50% de la población de entre 12 y 35 años –es
decir, 1 100 millones de jóvenes– corre el riesgo de perder audición como
consecuencia de una exposición prolongada y excesiva a sonidos fuertes, como la
música que escuchan en sus dispositivos de audio personales.
Más del 5% de la población mundial –esto es, 466 millones de personas–
presenta pérdidas de audición discapacitantes (432 millones de adultos y 34
millones de niños) que afectan a su calidad de vida". Organización Mundial
de la Salud (OMS) y Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT).
¿Qué hacer?: evitar ambientes ruidosos laborales, recreativos,
comerciales, o usar protectores auditivos. Pedir a los responsables de bares,
restaurantes, tiendas, que bajen el volumen. Y a los empleadores, condiciones
laborales y protectores auditivos. Reducir
el volumen a los celulares. También es cuestión de educación.
En la casa, evitar hacer ruidos
que afecten a las otras personas o al vecindario. Por ejemplo, bajar el volumen
a equipos de sonido: música, deportes, noticias, novelas, etc., son para
nosotros, no para el vecino.
Colocar electrodomésticos retirados
de dormitorios y de las paredes. Evitar reparaciones y otros trabajos ruidosos
en horarios de descanso. No gritar ni arrastrar muebles. Recordemos que nuestro
ruido afecta a los demás y todos tenemos derecho al descanso, la tranquilidad,
al sueño reparador, que propician la salud y la calidad de vida. Y la vida
misma.
Comprar equipos silenciosos, refrigeradoras, nebulizadores, que ya los
hay, y los comercios deberían ofrecerlos (sin engaños): incluso, equipos
odontológicos (a veces el ruido afecta más que el dolor).
En el transporte, tocar la bocina
sólo por necesidad, no estacionar vehículos
con el motor o el radio encendidos. Revisar la carrocería y demás
partes, que provocan ruido, además de las calles en mal estado. Bajar el
volumen de la música. Y controlar las motocicletas sin tubo de escape.
En el comercio, no colocar
amplificadores en las aceras o en la puerta de los establecimientos, la música
adentro debe ser tolerable para clientes y personal del local. Según la ley
laboral, el máximo debe ser 85 decibeles
por un período de ocho horas. En las actividades al aire libre como ferias y
conciertos, no es necesario que el ruido haga temblar los escenarios y calles. Los más afectados
son los artistas y quienes realizan el evento.
Parte de la solución está en las normas sociales de convivencia, la
educación en el hogar, el respeto hacia las demás personas y el cuidado de
nuestra salud y tranquilidad. Hace falta
incluir el tema del ruido en la educación y gestión ambientales.
Doraldina Zeledón Úbeda
Abril 2022.
https://doraldina-contraelruido.blogspot.com/
https://nica42.tripod.com/opinio.htm