El derecho a escuchar bien
Dr.
Vicente Maltez Montiel, médico internista.
“Día Internacional de la Conciencia Respecto al Ruido”, con el propósito de
promover el derecho a un medio ambiente sonoro saludable que no perjudique la
calidad de vida individual o colectiva de las personas.
Es una
referencia obligada reconocer y felicitar el trabajo persistente que ha venido
desarrollando en nuestro país la doctora Doraldina Zeledón Úbeda, quien es
catedrática, comunicadora, jurista y autora del libro “Derecho a un ambiente
sonoro saludable, garantías jurídicas” (Ediciones EDIGRAPSA, 1ª. Edición,
Managua, 2005) que según expertos internacionales como Federico Miyara, “es una
obra de aplicación universal”.
En el tercer
capítulo del profundo trabajo de Doraldina se aborda la contaminación acústica
y se define que “el ruido es un sonido no deseado”. Recuerda la autora que la
Organización Internacional del Trabajo (OIT) en su Convenio 148, ha dejado
claro que se entenderá por ruido “Cualquier sonido que pueda provocar una
pérdida de audición o ser nocivo para la salud o entrañar cualquier otro tipo
de peligro”.
El umbral de
audición es cuando comenzamos a oír sonidos y se produce dolor en los oídos al
llegar éstre a 120 decibeles o más. Después de los 85 decibeles se deben usar
protectores auditivos.
Las fuentes
de la contaminación acústica pueden ser variadas y se clasifican de acuerdo a
su origen: fijas como industrias, discotecas, talleres, oficinas, restaurantes.
Las fuentes
móviles son aquellas que se trasladan geográficamente, como los diferentes
medios de transporte terrestre, aéreo, acuático, etc.
Otras fuentes son viviendas en las cuales hay equipos de sonido, animales,
reparaciones, gritos, portazos, las aglomeraciones de personas con motivos
políticos, religiosos (las tradicionalmente escandalosas iglesias evangélicas),
festivos, comerciales y otros.
La
importancia médico-social del ruido tiene que ver con los diversos efectos que
es capaz de producir, que según la OMS pueden resumirse en:
• Pérdida de la audición.
• Interferencia de la comunicación oral.
• Trastornos del sueño y el reposo.
• Problemas cardiovasculares como el desarrollo de hipertensión arterial y
enfermedades del corazón.
• Efectos fisiológicos o del funcionamiento interno y de la condición
psicológica.
• Alteraciones del rendimiento intelectual y de la capacidad de adquirir nuevos
conocimientos, de especial importancia en los niños pequeños.
• Creación de hostilidad y agresividad social.
El ruido en
el mundo del trabajo
En un país
como Estados Unidos se considera que un cálculo conservador es que hay unos 25
millones de trabajadores expuestos “a valores posiblemente riesgosos de ruido
en su trabajo”, en especial en el ambiente industrial.
El excesivo
y prolongado ruido en el puesto de trabajo es capaz de desencadenar
enfermedades profesionales como estrés crónico, cefaleas, trastornos del sueño,
presión alta, enfermedades del corazón, y ante todo accidentes laborales,
algunos de ellos con resultados fatales. En nuestro país se han llegado a
producir en un año no menos de 11,000 accidentes laborales, ¿Cuántos de ellos
en puestos de trabajo ruidosos?
Todo
trabajador que inicia a laborar en una industria considerada “ruidosa” debe
tener una medición de su capacidad auditiva (audiometría) basal o inicial y
después, a través de los controles anuales, se podrá establecer si ha aparecido
disminución de la audición o hipoacusia traumática.
Llamo la
atención al hecho de que el médico de la empresa y los sindicatos, (Comité de
seguridad ocupacional) deberán darle seguimiento a la aparición de los efectos
nocivos del ruido sobre la capacidad auditiva que se expresa por dolor en
oídos, salida de líquido o exudado por los oídos, ruidos o tinitus
persistentes, dificultad para oír de aparición reciente, sensación de que
“tiene como ocupados o llenos los oídos” y presencia de cuerpos extraños en los
oídos.
Si
tuviéramos dudas sobre si estamos frente a niveles dañinos de ruidos convendría
guiarse por la experiencia de expertos norteamericanos (Secretos de la medicina
del trabajo, de R Bowler y J. Cone, Mcgraw Hill Editores, México, 2000) que
establece lo siguiente:
“Una regla
general valiosa ayuda a determinar si existen valores de ruido posiblemente
riesgosas en un puesto de trabajo: cuando es necesario gritar a una persona que
está a un metro de distancia o menos para ser escuchado, el nivel de ruido en
el ambiente probablemente es de 85 decibeles o más”.
El uso de la
debida protección contra el ruido tendrá los efectos benéficos de reducir el
estrés general, menor fatiga, ausencia de entumecimiento auditivo y de tinitus
(zumbidos) después del turno laboral.
Prevención y
control del ruido
Zeledón
Úbeda en su intenso trabajo a favor de promover un medio ambiente sonoro
saludable como un derecho humano fundamental, propone el ordenamiento
territorial asociado a otras medidas como el aislamiento acústico del equipo
ruidoso, el acondicionamiento acústico de los locales y el apantallamiento.
Además
propone la educación ambiental y el cumplimiento del conjunto de normas legales
existentes, entre los cuales se encuentran desde la Constitución Política
vigente, el Código del Trabajo y los convenios internacionales suscritos por
nuestro país (OIT, OMS, OPS y otros), así como el código penal y ley ambiental,
entre otros.
Para los
médicos internistas y la medicina en general, será siempre obligatorio
considerar el factor o factores adversos provenientes del trabajo en la salud
de nuestros pacientes. El trabajo “puede ser un digno laurel” siempre y cuando
sea decente.
(*)
Especialista en Medicina Interna, autor del libro “Larga vida y prosperidad,
consejos de salud”.
Clínica Calle principal de Altamira, frente a la CECA, Managua. Teléf. 22780830
y 22670151.
maltezvic@hotmail.com