Según la Organización Mundial de la Salud, el ruido perturba la tranquilidad, descanso, economía, convivencia, derechos humanos, concentración, calidad de vida; contamina el ambiente, afecta flora y fauna. Tiene efectos nocivos sobre la salud síquica y física: estrés, dolor de cabeza, náuseas, desequilibrio, disminución o pérdida de audición, hipertensión, problemas cardiovasculares, insomnio, molestia en general, mareos; afecta el sistema circulatorio, digestivo, nervioso, la respiración. Puede generar agresividad, irritabilidad y perturbar las relaciones con el vecino o en el trabajo. Reducir la actitud cooperativa y aumentar la actitud agresiva. Pérdida de atención, dificultad de comunicación, retraso escolar, pérdida de atención, dificultad de comunicación y de convivencia.
Afecta los
derechos humanos y constitucionales: derecho a la salud, al ambiente saludable, incluido el ambiente sonoro saludable; a la tranquilidad,
al descanso, sueño reparador, inviolabilidad del domicilio, a la educación,
porque afecta la concentración y la atención,
El ruido que invade el
sueño puede aumentar la presión arterial, la frecuencia cardiaca, el pulso;
provocar cambios en la respiración y en secreciones hormonales; bajar las
defensas. Y al día siguiente, fatiga, dolor de cabeza, somnolencia, náuseas, bajo
rendimiento en el trabajo y estudio, problemas de memoria y concentración,
depresión, ansiedad, estrés, agresividad, irritabilidad y mal humor. Y las personas afectadas van desveladas a su trabajo;
los que conducen pueden tener accidentes de tránsito, y laborales, por el
estrés que causa el desvelo, por falta de concentración. Los niños y las mamás
tienen que mañanear para ir al colegio. En todo vecindario hay personas
mayores, enfermos, niños, que necesitan tranquilidad.
Sin embargo, le damos poca importancia. Pero
qué reparador es el sueño, despertarse despejada, con la mente clara y
dispuesta a disfrutar de las cosas buenas que traiga el nuevo amanecer o saber
responder a las no tan buenas. Y qué felicidad trabajar y vivir en paz,
terminar el día sosegados. Sin embargo, el ruido laboral, del ocio, transporte,
construcción y vecindad, amenazan
nuestra salud y tranquilidad. Son actividades necesarias, pero requieren control
del ruido.
La construcción es indispensable, pero si urge el
negocio, por qué no comenzar temprano, en vez de trabajar de noche con máquinas
ruidosas, y contratar
más trabajadores, para no tener que desvelar al vecindario, que en muchos casos
se acuestan temprano para levantarse temprano. ¿Nos importa?
También, todo negocio debería tener su
estacionamiento. Y la música, debe ser a volumen moderado, sólo para quien la
sintoniza, no para el vecindario; o acondicionar los locales acústicamente de
manera que el ruido no afecte a los demás, que necesitan escuchar su música no la
del vecino.
Es necesario no colocar equipos ruidosos pegados a la
pared colindante, como aires acondicionados, mantenedoras, lavadoras, generadores
de electricidad, tanques para agua, etc. Ni usar, por la noche, equipos con altos
niveles sonoros, como lavadoras, secadoras; o hacer reparaciones nocturnas que produzcan
ruido, a no ser que sea emergencia.
El que genera ruidos generalmente dice que está en su propiedad y
que también tiene derechos. Exacto, pero no debe traspasar fronteras, su ruido
debe ser en su propiedad. Todo derecho, termina donde comienza el del otro. “Los
derechos de cada persona están limitados por los derechos de los demás, por la
seguridad de todos y por las justas exigencias del bien común.” dice nuestra
Constitución.
“El respeto al derecho ajeno es la paz”.
Estelí, Nicaragua, 7 de marzo 2023.