Día Internacional de Conciencia sobre el Ruido último miércoles de abril

Paz

Alfonsina Storni
Vamos hacia los árboles... el sueño
Se hará en nosotros por virtud celeste.
Vamos hacia los árboles; la noche
Nos será blanda, la tristeza leve. Paz

Vamos hacia los árboles, el alma
Adormecida de perfume agreste.
Pero calla, no hables, sé piadoso;
No despiertes los pájaros que duermen.

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Anidando en el porche

miércoles, 11 de diciembre de 2024

Pólvora: contra la salud y el ambiente

Pólvora: contra la salud y el ambiente 

Doraldina Zeledón Úbeda

Es doloroso ver cómo sufre un niño quemado. Y más doloroso para él. Pero los efectos de la pólvora son eso y más: es una sustancia explosiva, combustible y contaminante. Su nombre viene de polvo, por el aspecto de las pequeñas partículas a que se reducen los materiales para su fabricación. Entre los elementos usados están el nitrato de amonio, nitrato de potasio, clorato de potasio, carbón, diesel, gasolina, azufre, azúcar. Algunos no son dañinos por sí solos, pero está contraindicada la mezcla entre ellos; sin embargo, en la fabricación de la pólvora se hace lo contrario para que surta efecto. Así, al entrar en combustión o mezclarse, generan sustancias nocivas. Estos componentes también se usan para fines importantes, el problema está en cómo se combinen y en el uso al que se destinen.

El nitrato de amonio genera óxido nitroso, que contamina la atmósfera. El clorato de potasio irrita la piel y las vías respiratorias, se descompone en cloro y en óxidos de cloro; corrosivos y muy contaminantes. El azufre, al combinarse con el oxígeno del aire y con la humedad, forma óxido de azufre, gas corrosivo y venenoso, de olor muy irritante. Causa náuseas, irritación en la piel, en los ojos y en las vías respiratorias. El diesel y la gasolina son altamente combustibles. Producen dolor de cabeza, náuseas, mareos, sueño, irritación en la piel y en los ojos, y pueden causar fuego o explotar.

Después de las explosiones el aire queda con un olor penetrante y humo cargado de cenizas, que mediante la respiración se alojan en los pulmones. Afecta principalmente a personas con problemas respiratorios, como bronquitis, asma, rinitis. Puede producir alergias, cansancio, tos. Me explicaba un médico, que cuando el humo (de cualquier actividad) se adhiere a los pulmones queda como el techo de las casas donde se cocina con leña.

El dióxido de azufre y los óxidos de nitrógeno provocan la lluvia ácida, que afecta fuentes de aguas, flora y fauna acuáticas; los árboles, la agricultura; corroe metales, daña edificios y monumentos. Otro de los derivados de la pólvora es el dióxido de carbono, uno de los gases de efecto invernadero responsables del calentamiento global (reducen la emisión del calor de la Tierra hacia el espacio, lo que provoca mayor calentamiento del planeta). Puede producir náuseas, vómitos, asfixia.

Hay que agregar los residuos de papel contaminados de tóxicos que alfombran las calles después de las festividades. También están los incendios, las varillas de los cohetes que llegan hasta los techos o patios y pueden impactar en las personas que están tranquilas en sus hogares.

Con respecto al ruido, quienes manipulan la pólvora o están cerca, deberían protegerse los oídos. Lo mejor es que se retiren. Y recordemos que no sólo afecta la audición. También hay que aislar a los perros, porque su oído es muy sensible.

Por tantos riesgos se regula la producción, almacenamiento, distribución, transporte y uso de la pólvora. Todos tenemos derecho al trabajo, pero al ser una actividad peligrosa, debería reducirse paulatinamente. Un quemado es demasiado. Si no lo hay, también es demasiado; pues los efectos son muchos.

La pólvora fue inventada por los chinos. Los griegos y los árabes la introdujeron en Europa. Los españoles nos trajeron ese regalo, y con ella hicieron explotar el vientre de América para sacarle oro y plata. Su uso no es solo porque sea parte de la cultura, sino por falta de conciencia sobre los efectos que produce. Su práctica evidencia posiciones contradictorias ante la problemática ambiental, de salud y pobreza. Ojalá que se pueda levantar el velo de humo que nos envuelve la razón y se reflexione sobre el daño que produce.


(Un viejo artículo).
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