Día Internacional de Conciencia sobre el Ruido último miércoles de abril

Paz

Alfonsina Storni
Vamos hacia los árboles... el sueño
Se hará en nosotros por virtud celeste.
Vamos hacia los árboles; la noche
Nos será blanda, la tristeza leve. Paz

Vamos hacia los árboles, el alma
Adormecida de perfume agreste.
Pero calla, no hables, sé piadoso;
No despiertes los pájaros que duermen.

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Anidando en el porche

lunes, 28 de abril de 2025

Día Internacional de Conciencia sobre el Ruido 2025 Último miércoles de abril

 Doraldina Zeledón Úbeda

El ruido está en todas partes. Perturba la tranquilidad, descanso, economía, convivencia, derechos humanos, concentración, calidad de vida; contamina el ambiente, afecta flora y fauna. Tiene efectos nocivos sobre la salud síquica y física: estrés, dolor de cabeza, náuseas, desequilibrio, disminución o pérdida de audición, hipertensión, problemas cardiovasculares.

Sin embargo, le damos poca importancia. Quizás porque las ondas sonoras que nos agraden no se ven, como la basura o el humo. Y porque generalmente sus efectos no son inmediatos.

Pero qué reparador es el sueño, despertarse despejada, con la mente clara y dispuesta a disfrutar de las cosas buenas que traiga el nuevo amanecer o saber responder a las no tan buenas. Y qué felicidad trabajar en paz, terminar la jornada y salir en calma, sosegados. Sin embargo, el ruido laboral, del ocio, transporte  y la vecindad, amenazan nuestra salud y tranquilidad.

Por eso, el último miércoles de abril se celebra el Día Internacional de Conciencia Sobre el Ruido, instaurado por la Liga para el Deficiente Auditivo, en Nueva York, el 24 de abril de 1996.  Para informar y sensibilizar sobre los efectos de esta pandemia invisible e inaudible.

¿Por qué aquí se ha silenciado la problemática? Quizás por indiferencia o interés Porque no es rentable. Y más bien genera poder. Y por falta de información, de recursos para reclamar y por temor. Felizmente algunos medios de comunicación tienen abiertos sus oídos ante esta problemática, aunque falta perseverancia. Y estudiantes de Derecho y Medicina, están incursionado en el tema.

Hace veinte años (2021) me subí al barco de la paz sonora, por un ambiente acústicamente saludable. He navegado en aguas tranquilas y turbulentas, me han tratado mal, se han burlado. Es comprensible. También me han felicitado y apoyado. A veces he naufragado y a veces vislumbro un puerto seguro. 

Por ahora, sigamos construyendo una Nicaragua con menos ruido, con sonidos agradables, saludables. No en silencio, sino  evitando sonar la bocina sin necesidad, creando ambientes laborales saludables, bajando el volumen a equipos de sonido, publicidad ambulante y lugares de ocio; evitando trabajos ruidosos en el vecindario durante la noche, quitar amplificadores de sonido en los negocios, apagar el motor si está estacionado, instalar tubo de escape en motos, bajar los decibeles al turismo y la cultura del ruido. Y todo lo que usted pueda agregar. Principalmente, informándonos, tomando conciencia, ojalá desde los centros de educación. Ojalá con ordenanzas.

En este Día de Conciencia Sobre el Ruido, invito a que hagamos un minuto de silencio y pidamos perdón por no escuchar a los afectados, teniendo buenos los oídos.

 

Doraldina Zeledón Úbeda

https://doraldina-contraelruido.blogspot.com/

Abril 2021 - Editado 2025.

 

Ruido y sueño saludable

 Doraldina Zeledón Úbeda

Ruido y sueño saludable 

editado

“¿Quién es capaz de enumerar las agresiones a un sueño relajado?”, preguntaba Marco Valerio Marcial en el Epigrama 57, al referirse al ruido en Roma. Podemos señalar algunas en nuestro entorno: vecinos con música, películas y deportes a todo volumen; gritos, portazos, vehículos, especialmente motocicletas; discotecas, bares; altoparlantes, desde muy de mañana y por la noche.

Inclusive, la música más sublime, como la de campanas que suenan cada hora en algunas iglesias, para unos puede ser muy bonita, para otros es ruido, porque a la medianoche no se desea música ni campanitas, sino condiciones para dormir. Se dice que para reponer las energías y mantener la salud, es necesario dormir ocho horas diarias.

El ruido que invade el sueño puede aumentar la presión arterial, la frecuencia cardiaca, el pulso; provocar cambios en la respiración y en secreciones hormonales; bajar las defensas. Y al día siguiente, fatiga, dolor de cabeza, somnolencia, bajo rendi­miento en el trabajo y estudio, problemas de memo­ria y concentración, depresión, ansiedad, estrés, agresividad, irritabilidad y mal humor. En síntesis, puede afectar el ambiente,  la salud, el trabajo, la comunicación, la educación, las relaciones, la economía, la calidad de vida.

Desde el punto de vista subjetivo (de cómo se perciba), el ruido se define como un sonido no deseado, molesto; aunque sea bajo. Pero aun si no molesta, puede afectar, dependiendo del nivel sonoro y la actividad que se realice.

Para dormir, el sonido dentro de la habitación no debe superar los 30 decibeles de nivel promedio durante las ocho horas de sueño. Y el nivel máximo de eventos esporádicos, como un portazo, no ser mayor de 45 decibeles. Por eso, ante una denuncia, la autoridad no se debe basar sólo en su percepción, debe medir el nivel sonoro en las habitaciones, para comprobar si no se sobrepasan los niveles establecidos para no afectar la salud y otros derechos humanos.

Cierta vez, un profesor estaba desesperado porque a su mamá, postrada en la cama debido a la artritis, no la dejaban dormir ni descansar los vecinos, quienes, para comenzar, se pegaron a la pared de su casa e instalaron la cocina contiguo al cuarto de la señora. Ruido de pailas, cucharas, chorros de agua, además de los gritos para comunicarse. Para rematar, el perro estaba amarrado cerca de la pared. Hace poco pregunté qué habían hecho. El papá me contó que interpusieron la denuncia, pero ella pidió que no siguieran, para no tener más problemas. Eso pasa, quien genera el ruido se hace la víctima y el que sufre la agresión acústica es catalogado de invivible. Y así, la señora se murió en medio del ruido...

Sucede con frecuencia, no hay respeto por la vida, ni por la propiedad privada: se pegan a la casa, y lo que no desean, lo pasan al vecino: humo de cocinas, tierra amontonada, calaches y árboles que revientan la pared ajena y el bolsillo. Esto se podría resolver con el Código Civil, pero no vale.

Como dice Marco Valerio Marcial, el que vive en sus mansiones no tiene ni idea de esto: “Tú, Esparso, desconoces estos ruidos y no los puedes imaginar”; pero: “En la mísera comarca, Esparso, el hombre, que es pobre, medios en Roma no halla de pensar y descansar”. Por eso él se va a su casa de campo.

Igualmente Séneca prefiere alejarse del ruido: “¿No será alguna vez más cómodo estar libre de todo tumulto? (Séneca a Lucilio en Epístola 56).

En aquellos tiempos seguramente era fácil encontrar un lugar tranquilo. Ahora, los ruidos azotan en todas partes, de mil maneras. Día y noche. Y no todos tenemos casa campestre. Y en el campo, el ruido progresa. ¿Moriremos en medio del ruido y a causa del ruido?

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